“Debemos reconstruir de la mejor manera posible las sociedades y las economías más sostenibles e inclusivas”. Es el llamamiento al cambio del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, con motivo del aniversario de la firma del Estatuto de la ONU, rubricado en San Francisco el 26 de junio de 1945
Era un mundo diferente, que estaba a punto de salir completamente de la Segunda Guerra Mundial, con tanto por reconstruir pero también con tanto entusiasmo y entonces el nacimiento de una Carta de las Naciones Unidas, que establecía sus objetivos y principios e imponía la resolución pacífica de las controversias, parecía un rayo de esperanza para un cambio necesario, sobre todo para no volver a caer en la oscuridad de la guerra. Era un modo para “reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y en el valor de la persona humana, en la igualdad de los derechos de los hombres y las mujeres y de las naciones, grandes y pequeñas”. El compromiso era el de “promover el progreso social y un nivel de vida más alto en una libertad más amplia”. La nueva organización había sido concebida para ser más sólida que la Sociedad de Naciones, nacida en la década de 1920, porque contaba con un Consejo de Seguridad y cinco miembros permanentes con derecho a veto.
La prueba de la pandemia
Setenta y cinco años después, nos encontramos en medio de una pandemia que impone, hoy más que entonces, la reinvención de un mundo nuevo, como lo señaló el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres, quien explicó en el Palacio de Cristal:
“No podemos volver a la situación anterior y recrear los sistemas que agravaron la crisis”
Son claras las prioridades para el futuro “acceso universal a la salud, más solidaridad entre los pueblos y las naciones, y repensar la economía mundial contra la desigualdad”. También queda mucho por hacer porque el llamamiento a un alto el fuego mundial, en tiempo de pandemia, lanzado por la ONU y retomado por el Papa Francisco, no fue escuchado, a pesar de contar con el apoyo de ciento ochenta países y más de veinte grupos armados.
De hecho, en Yemen y en Libia, la violencia ha aumentado. Guterres recordó que las Naciones Unidas proporcionan alimentos a ochenta y siete millones de personas en ochenta y tres países, proveyendo vacunas a la mitad de los niños del mundo, salvando así tres millones de vidas cada año. La organización – destacó – también se ocupa de ochenta millones de refugiados y desplazados, ayudando a más de dos millones de mujeres durante el embarazo y el parto, tratando de preservar la paz gracias a unas cuarenta misiones de mantenimiento de la paz.
La jornada de este 26 de junio
Para conmemorar los 75 años de las Naciones Unidas, hoy la Asamblea General celebrará una reunión virtual en la que se hablará del significado de la Carta: lo que simbolizaba hace 75 años, lo que representa hoy y su relevancia para las décadas venideras. La celebración de la firma de la Carta coincidirá con una declaración que se adoptará formalmente en la Reunión de Alto Nivel de la ONU75 prevista para el 21 de septiembre de 2020. “Que el 2020 sea el año del diálogo y de la familia humana“. Es el deseo que se lee en el sitio Web de la ONU. Una esperanza que debe perseguirse siempre.
Fuente: Vatican News
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