El Papa Francisco envió un mensaje el martes 21 de mayo a los participantes en el simposio internacional e interreligioso sobre cuidados paliativos, patrocinado conjuntamente por la Pontificia Academia para la Vida y la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos.
La conferencia sobre bioética, inaugurada ayer en Toronto con el título: “Hacia una historia de esperanza”, tendrá una duración de tres días.
La esperanza es lo que nos da fuerza ante una enfermedad grave o al final de la vida, subrayó Francisco en su mensaje, convencido de que quien experimenta las incertidumbres ligadas a la enfermedad y a la muerte necesita “el testimonio de la esperanza” de sus seres queridos y de sus cuidadores.
En este sentido, el Santo Padre reconoce que los cuidados paliativos, si bien buscan aliviar lo más posible la carga del dolor, son sobre todo un signo concreto de cercanía y solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que sufren.
“Este tipo de cuidados puede ayudar a los pacientes y a sus seres queridos a aceptar la vulnerabilidad, la fragilidad y la finitud que caracterizan la vida humana en este mundo”, señaló el pontífice, deseando recordar en su intervención que “los auténticos cuidados paliativos son radicalmente diferentes de la eutanasia”. que “nunca es fuente de esperanza ni de auténtica preocupación por los enfermos y los moribundos”.
Compasión significa “sufrir con”
Según Francisco, la eutanasia es más bien “un fracaso del amor, reflejo de una ‘cultura del rechazo’. A menudo se presenta erróneamente como una forma de compasión. Sin embargo, ‘compasión’, palabra que significa ‘sufrir con’, no implica el fin intencional de una vida sino más bien la voluntad de compartir las cargas de quienes enfrentan las etapas finales de su peregrinación terrenal”.
“Los cuidados paliativos son, por tanto, una verdadera forma de compasión porque responden al sufrimiento, ya sea físico, emocional, psicológico o espiritual, afirmando la dignidad fundamental e inviolable de todas las personas, en particular de los moribundos, y ayudándoles a aceptar el momento inevitable de la muerte. paso de esta vida a la vida eterna”, continuó.
Comprensión más profunda de las religiones
Desde esta perspectiva, el Papa observa que las convicciones religiosas ofrecen una comprensión más profunda de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, “considerándolos como parte del misterio de la divina providencia y, para la tradición cristiana, como un medio de santificación”.
Asimismo, recuerda que los actos de compasión y respeto mostrados por el personal médico y los cuidadores dedicados a menudo permiten que las personas al final de la vida encuentren consuelo espiritual, esperanza y reconciliación con Dios, sus familiares y sus amigos.
“Su servicio es esencial para ayudar a los enfermos y moribundos a darse cuenta de que no están aislados ni solos, que sus vidas no son una carga, que siguen siendo intrínsecamente preciosas a los ojos de Dios “, concluyó el Papa.+
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