Corrientes Católica

La deportista criada en una comunidad wichi

Forma parte
de Las Panteras, el equipo de vóley femenino argentino, y desde muy pequeña
vivió en una comunidad aborigen en Formosa
 10
de agosto de 2016.
 “Otetsel ta n’am talakis”, reza un
tatuaje que Emilce “Mimí” Sosa grabó en su antebrazo izquierdo. En
lengua wichi quiere decir “Mis raíces, mi historia”, una huella
imborrable en su cuerpo que homenajea sus orígenes, su niñez vivida en el Lote
1, en una comunidad aborigen del interior de Formosa.
Hoy Emilce
es una deportista de élite, una de las integrantes de Las Panteras, el equipo
de vóley femenino que lleva muy en alto la bandera argentina en los Juegos
Olímpicos de Río 2016. Ayer, pese a que cayeron frente a la selección brasileña
-bicampeona olímpica- en su segunda presentación por la fase de grupos,
“Mimí” tuvo una actuación destacada.

La carrera
deportiva está llena de dificultades, como la vida misma. Pero la historia de
Sosa muestra cómo se puede llegar a lo más alto, aún atravesando todos los
escollos que tienen en Argentina los deportistas federados y mucho más cuando
se proviene de una región de la Argentina y de una comunidad, mayormente
olvidada por quienes ostentan el poder político y económico.
Si bien
“Mimí” no nació en la comunidad, sino en Ibarreta, otra localidad
formoseña; a los ocho años toda la familia se mudó al Lote 1, donde su madre
era maestra rural. “Lo único que quería era estar con mi mamá, sólo la veía en
julio o en diciembre y eso era muy duro. Así que cuando tenía 8 años fui con
mis hermanos a visitarla, y no volví más. Mi papá (también maestro) pidió el
traslado, y finalmente todos nos fuimos para allá”, contó en declaraciones a El
Comercial de Formosa
 Sus
recuerdos son el de una infancia feliz y así decidió plasmarlo en un blog de su
autoría, en el que escribe apostillas de su vida, de sus incios en el deporte y
cómo fue el paso por la comunidad wichi. “Quiero compartirlo para que
conozcan un poco más de mi vida, esto es una parte muy importante de mí porque
ahi crecí, ahí aprendi a vivir”, escribió.
Sus primeros
pasos en el deporte no fueron en el vóley, sino en el fútbol. A los 16 años y
ya con marcada habilidad, le ofrecieron probarse en Belgrano de Córdoba. Fue
seleccionada y hacía allí partió con todos sus sueños a cuestas. Pero el estar
lejos de casa pudo más y a pedido de su familia, “Mimí” regresó a su
provincia para jugar al vóley en un club más cercano.
 Así
fueron sus comienzos en un deporte que la llevaría desde un club de su Formosa
local a Boca Juniors, más tarde a Europa -donde jugó en un equipo de Rumania- y
actualmente a formar parte de la liga brasileña, una de las más competitivas
del mundo.
Con 28 años,
“Mimí” está jugando su primer juego Olímpico. Pero también es el
primero para la selección argentina de vóley femenino, que logró clasificarse
en enero de 2016, tras 52 años de historia.
Tras caer
contra Rusia en el debut y ayer contra Brasil, ahora Las Panteras deberán
enfrentar el 10 de agosto a Corea, el 12 a Camerún y el 14 a Japón. El sueño
olímpico sigue vigente y las chicas buscarán la revancha.

Seguramente
en pocos meses, “Mimí” regresará a su provincia para visitar al club
Huracán de Ibarreta, donde es madrina del equipo infantil de vóley y al Lote 1,
donde muchas años volvió junto a su familia para pasar las fiestas o para
ayudar como podía a su población, como cuando se recibió de profesional
gastronómica y viajó para cocinar pan dulces navideños. “Es una forma de
agradecimiento por todo lo que me dieron en mi infancia”, escribió en su
blog.
Fuente:demujeres.com.ar

Comentar!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.