Con motivo del 45° aniversario de la consagración de la catedral local de Nuestra Señora del Rosario, el cual se cumplió el martes 17 de septiembre, el obispo de Goya (Corrientes), monseñor Adolfo Canecín, celebró la Eucaristía en ese templo, en coincidencia con los 63 años desde la ordenación episcopal de monseñor Alberto Devoto, primer obispo de esa diócesis.
“Este día providencialmente coincide con el aniversario de la ordenación episcopal del primer obispo diocesano, monseñor Alberto Devoto”, que se realizó en la catedral de San Isidro, donde fue consagrado por el entonces obispo de esa diócesis, monseñor Antonio María Aguirre, el 17 de septiembre de 1961″, subrayó al respecto el prelado.
A la luz de las lecturas bíblicas, en su homilía, monseñor Canecín se refirió a la diversidad de dones otorgados por el Espíritu Santo a los miembros del Cuerpo de Cristo, y manifestó que “cada uno tiene una función importante”. “Así como cada parte del cuerpo es importante para su funcionamiento adecuado, cada miembro de la Iglesia es fundamental para el bienestar y el crecimiento del Cuerpo de Cristo”, destacó.
Además, se refirió a la “diversidad de dones” y la “importancia de buscar a los mejores para construir la Iglesia”. “Desde el día del Bautismo, todos los bautizados somos miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”, enfatizó.
El diocesano explicó que, en la Iglesia, “hay algunos miembros que hacen de corazón, no se los ve”; y, en ese contexto, destacó que la Iglesia “tiene muchos miembros y cada uno de ellos son importantes, porque cada miembro del cuerpo ayuda a que el cuerpo funcione, sea saludable y cumpla la misión que Dios le ha encomendado”.
Animó también a que “cada bautizado descubra su lugar en el Cuerpo que es la Iglesia, el rol, la vocación y la misión que tenemos en la Iglesia, porque somos Iglesia, somos el Cuerpo de Cristo y miembros de ese Cuerpo”.
“Que la Palabra de Dios nos ayude a revalorizar nuestro Bautismo, descubrir que somos hijos de Dios e hijos de la Iglesia. Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre”, subrayó.
Y finalizó: “Qué importante es la Virgen María en el Cuerpo que es la Iglesia. La Virgen es la mediadora universal de toda gracia. Todo lo que es de Dios, puede llegar al cuerpo a través de la bienaventurada Virgen María; y todo lo que la Iglesia quiere entregar a Dios, pasa a través de ella, llega a Cristo y luego al Padre”.
Previamente a la celebración eucarística, la hermana Alcira Blanco, de la congregación de las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, compartió un relato sobre la historia de la catedral de Goya, templo que el 17 de septiembre de 1979 fue dedicado, momento en que se colocaron debajo del altar las reliquias de primer grado de san Justino y de santa Victorina, que habían sido llevadas en procesión desde el Instituto Santa Teresa de Jesús hasta el templo mayor de Goya.
“He tenido la gracia de estar presente en ese momento de la dedicación, así que, por eso, hoy puedo contarles eso con todo mi cariño”, manifestó la religiosa, quien además explicó que, como signo externo de la dedicación, se colocaron 12 cruces en las columnas del templo, siendo todas ellas de piedra rosada proveniente de la localidad de Mercedes -también en Corrientes-, las cuales representan a los 12 Apóstoles”.
“Damos gracias a Dios y a la Virgen del Rosario, que quiso estar en una Iglesia así dedicada”, concluyó la hermana Blanco.
Comentar!