Más de 70.000 personas colmaron la Plaza de San Pedro el domingo 1 de junio de 2025, en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, para participar de la Misa de clausura del Jubileo de las Familias, Niños, Abuelos y Ancianos, presidida por el Papa León XIV.
Durante la celebración, el Santo Padre reflexionó sobre el valor profundo de la vida familiar como escuela de fe, amor y comunión. Inspirado en el Evangelio de Juan, recordó que la unidad no significa uniformidad, sino un vínculo que respeta las diferencias y se edifica sobre el amor verdadero.
En un pasaje especialmente emotivo de su homilía, el Papa expresó:
“La familia es donde la fe se entrega de generación en generación: se comparte como comida en la mesa de la familia y como amor en nuestros corazones. Por lo tanto, la familia es un lugar privilegiado para conocer a Jesús.”
Dirigiéndose a cada miembro del núcleo familiar, alentó a los esposos a vivir con coherencia su amor, a los niños a reconocer el don precioso de la vida, y a los abuelos y ancianos a continuar siendo “vigilia amorosa” y fuente de sabiduría.
Al concluir la misa, el Papa rezó el Regina Caeli elevando una súplica por las familias que sufren a causa de la guerra y animando a los hogares del mundo entero a reconocerse como “pequeñas iglesias domésticas” donde el Evangelio se vive con sencillez y alegría. También recordó a las religiosas mártires recientemente beatificadas en Polonia, destacando su testimonio de entrega a los más necesitados en tiempos de conflicto.
La celebración dejó un mensaje claro: la familia es el corazón del futuro, lugar de esperanza y camino privilegiado para el encuentro con Dios.
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