El Pontífice realizará sus ejercicios espirituales en su residencia vaticana. Se prolongará hasta la tarde del viernes, 23 de febrero
El Papa Francisco comienza este domingo, 18 de febrero, sus ejercicios espirituales de esta Cuaresma.Serán en su residencia dentro del vaticano. De esta manera, el Pontífice argentino estará de retiro hasta el viernes 23 por la tarde. Junto a él, harán los ejercicios espirituales diversos miembros de la Curia Romana.
El Papa, sobre un retiro espiritual: “No son vacaciones, sino un tiempo de renacimiento”
En el prólogo de Jorge Mario Bergoglio del libro ‘Primero pertenece a Dios: en retiro con el Papa Francisco’ escrito por el periodista Austen Ivereigh,el obispo de Roma expone cómo debe ser un retiro espiritual, y comienza para ello denunciando que se está produciendo un deterioro de “nuestra casa común”
Para Francisco, a pesar de que manifestemos nuestra firmeza en la fe, “continuamos tentados a cerrarnos a esa gracia, a vivir mundanamente, en la ilusión de ser soberanos y autosuficientes”.
Para el Santo Padre, “todas las crisis mortales que nos acosan en el mundo, desde la crisis ecológica a las guerras, las injusticias contra los pobres y los frágiles, tienen su raíz en este rechazo de nuestra pertenencia a Dios y a los demás”.
Frente a esta realidad, Francisco recurre las enseñanzas que ofrece la Iglesia para “recibir los dones que el Padre desea derramar sobre nosotros” como son los Ejercicios Espirituales promovidos por el santo de Loyola como forma para “recargar las pilas”.
Eso sí, el Papa ha diferenciado entre un retiro cristiano y unas vacaciones “de bienestar”, ya que en la primera el que está en el centro es Dios que responde a nuestras más profundas necesidades como hijos suyos de quienes está enamorado”.
El Papa ha agregado que el amor y el servicio son los dos elementos que deben presidir estos retiros espirituales: “No es tiempo de atrincherarse y encerrarse. Veo claramente que el Señor nos llama a salir de nosotros mismos, a levantarnos y a caminar. Nos pide que no nos alejarnos de los dolores y gritos de nuestro tiempo, sino que entremos en ellos, abriendo canales de su gracia”, se puede leer en el prólogo del Pontífice.
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