Corrientes Católica

El Papa denuncia “hambre de fraternidad” y pide a la ONU oponerse a la guerra

En un mensaje dirigido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Francisco asegura que la paz es “el sueño de Dios para la humanidad”, advirtiendo contra los nacionalismos “cerrados y agresivos”

Al dirigirse en una carta al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Papa Francisco reiteró su llamamiento al fin de la violencia, los conflictos y los armamentos fruto de una “carestía de fraternidad” que marca el mundo actual.

El mensaje del pontífice –que se encuentra desde el 7 de junio hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma tras una operación de laparotomía- fue leído en la sede de la ONU en Nueva York por el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales.

El texto del Papa se abre con un análisis del “momento crucial” que atraviesa la humanidad, “en el que la paz parece sucumbir ante la guerra” y en el que parece que “estamos retrocediendo de nuevo en la historia, con el auge de nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos, que han encendido conflictos no sólo anacrónicos y caducos, sino aún más violentos”.

“Vivimos una tercera guerra mundial en pedazos que, cuanto más tiempo pasa, más parece expandirse”, denunció el pontífice.

El propio Consejo de Seguridad de la ONU, cuyo mandato es velar por la seguridad y la paz en el mundo, “a los ojos de los pueblos parece a veces impotente y paralizado”, aseguró el Papa, invitándolos “a afrontar los problemas comunes alejándose de ideologías y particularismos, de visiones e intereses partidistas”.

Una única intención debe mover todo este trabajo: “Trabajar por el bien de toda la humanidad”. De hecho, escribe el Papa Francisco, “se espera que el Consejo respete y aplique la Carta de las Naciones Unidas con transparencia y sinceridad, sin segundas intenciones, como punto de referencia obligado para la justicia y no como instrumento para enmascarar intenciones ambiguas”.

Como “hombre de fe”, el Papa asegura que la paz es “el sueño de Dios para la humanidad”. Pero no puede dejar de constatar con pesar que “a causa de la guerra, este sueño maravilloso se está convirtiendo en una pesadilla”.

La raíz del problema es también económica, admite Francisco: “La guerra es a menudo más tentadora que la paz, ya que favorece las ganancias, pero siempre de unos pocos y a costa del bienestar de poblaciones enteras; por eso el dinero que se gana con la venta de armas es dinero manchado con sangre inocente”.

Para construir la paz, insiste el Papa, “hay que salir de la lógica de la legitimidad de la guerra”, también porque si en el pasado los conflictos armados tenían un alcance más limitado, “hoy, con las armas nucleares y de destrucción masiva, el campo de batalla se ha vuelto prácticamente ilimitado y los efectos potencialmente catastróficos”.

Ha llegado, pues, el momento de “decir seriamente ‘no’ a la guerra” y reafirmar en cambio el “sí” a “una paz estable y duradera, no construida sobre el peligroso equilibrio de la disuasión, sino sobre la fraternidad que nos une”.

Nada está totalmente perdido: “Todavía estamos a tiempo de escribir un nuevo capítulo de paz en la historia”, concluye el Papa, “podemos hacer que la guerra pertenezca al pasado y no al futuro”. Una palabra es decisiva: “fraternidad”. “No puede seguir siendo una idea abstracta, sino que -dice el pontífice- debe convertirse en el punto de partida concreto”.+

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