La Comisión proseguirá la búsqueda, ya iniciada con ocasión del Gran Jubileo del año 2000, para identificar a los Testigos de la Fe en este primer cuarto de siglo, y continuará en el futuro. Francisco recordó, en el texto, la Carta apostólica de san Juan Pablo II ‘Tertio millennio adveniente’: “todo debe hacerse para que el legado de la nube de ‘soldados desconocidos de la gran causa de Dios’ no se pierda”.
El 7 de mayo del año 2000, los mártires de la Iglesia fueron recordados en una celebración ecuménica, que reunió en el Coliseo a representantes de las Iglesias y comunidades eclesiales de todo el mundo, para evocar, afirmó Francisco, “la riqueza de lo que yo llamé después ‘ecumenismo de la sangre’. También en el próximo Jubileo nos encontraremos unidos para una celebración similar”.
El Obispo de Roma aclaró, además, que esta iniciativa “no pretende establecer nuevos criterios para la constatación canónica del martirio, sino continuar la encuesta iniciada sobre aquellos que, al día de hoy, siguen siendo asesinados simplemente por el mero hecho de ser cristianos”.
Se trata entonces de “proseguir el reconocimiento histórico, para recoger los testimonios de vida hasta el derramamiento de sangre de estas hermanas y hermanos nuestros, para que su memoria sea un tesoro de la comunidad cristiana. La investigación se referirá no solo a la Iglesia católica, sino que se extenderá a todas las confesiones cristianas. Incluso en nuestros tiempos, en los que asistimos a un cambio de época, los cristianos siguen mostrando, en contextos de gran riesgo, la vitalidad del Bautismo que nos une”.
Francisco recordó además que no son pocos los que, “aun siendo conscientes de los peligros que corren, manifiestan su fe o participan en la Eucaristía dominical”. “Otros son muertos por su empeño de ayudar en la caridad a la vida de los pobres, en atender a los descartados por la sociedad, en apreciar y promover el don de la paz y el poder del perdón. Otros son víctimas silenciosas, como individuos o en grupos, de las convulsiones de la historia. Con todos ellos tenemos una gran deuda y no podemos olvidarlos”, escribe el Papa.
Fuente: AICA
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