El pequeño niño que logró pasar la barrera de seguridad en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Río 2013 para abrazar emotivamente al Papa Francisco hoy es un seminarista que se prepara para el sacerdocio.
El 26 de julio de 2013, Nathan de Brito, entonces de 9 años, logró alcanzar el papamóvil que transportaba al Papa Francisco por las calles de Río de Janeiro. Entonces abrazó al Santo Padre y le dijo que quería ser sacerdote.
Diez años después, está en el seminario propedéutico de la Arquidiócesis de Campo Grande, en el estado brasileño de Mato Grosso del Sur. Para Nathan, “recordar ese encuentro es siempre reavivar la llama de la vocación”.
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