Corrientes Católica

“Caminemos juntos: humildes, vigorosos y alegres”, pide el Papa al Sínodo

“Caminemos juntos: humildes, vigorosos y alegres”, este ha sido el llamado del Papa Francisco a los participantes de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, durante la Eucaristía de apertura de la primera sesión celebrada en la Plaza de San Pedro este 4 de octubre, en el que la Iglesia celebra la memoria de San Francisco de Asís.

Con la mirada de Jesús

“Estamos aquí para caminar juntos –insistió el Papa–, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están afligidos y agobiados”. En este sentido, Francisco recordó que “no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”. Como ya lo ha expresado en otras oportunidades, insistió en que “no estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”.

Ante “las olas a veces agitadas de nuestro tiempo” y el peligro de que “el mundo dicte su agenda”, el Obispo de Roma invita a “ser una Iglesia que no afronta los desafíos y los problemas de hoy con un espíritu de división y de conflicto, sino que, por el contrario, vuelve los ojos a Dios que es comunión”.

La tarea principal del sínodo será, entonces, “volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia. Una Iglesia unidad y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quines buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes…”. Esta Iglesia que pone en el centro a Dios, “no crea división internamente ni es áspera externamente”.

Es claro que no será una tarea fácil, y el Papa lo sabe. Por eso ha advertido sobre algunas “tentaciones peligrosas”: “la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”.

Una Iglesia que acoge

Por otra parte, el Papa subrayó que la mirada acogedora de Jesús “nos invita también a ser una Iglesia que acoge”, y ello se debe traducir en actitudes concretas puesto que en una época compleja, en la que surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, se requiere “una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo”.

Para caminar juntos, humildes, vigorosos y alegres, también evocó el testimonio de san Francisco de Asís: “el Sínodo sirve para recordarnos que nuestra Madre Iglesia tiene siempre necesidad de purificación, de ser ‘reparada’, porque todos nosotros somos un Pueblo de pecadores perdonados, siempre necesitados de volver a la fuente, que es Jesús, y emprender de nuevo los caminos del Espíritu para que llegue a todos su Evangelio”.

“La humildad y la unidad, la oración y la caridad”, son las armas del Evangelio que usó el poverello de Asís y que el Papa Francisco propone a los participantes del Sínodo, subrayando, una vez más, que “no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión”.

Es claro que el Espíritu Santo es el protagonista del Sínodo. “Con Él caminemos, con confianza y alegría”, alentó el Papa al concluir la homilía.

Finalizada la eucaristía, los participantes del sínodo se dirigieron al Aula Pablo VI donde recibieron, en la primera sesión, las orientaciones para hacer uso de las herramientas tecnológicas que servirán de ayuda para el itinerario de encuentro y discernimiento que inician desde hoy.

Comentar!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.