El nuevo prelado correntino, quien por tres meses será coadjutor de Andrés Stanovnik, asumirá su ministerio episcopal el 27 de diciembre por decisión del papa Francisco. Habló con época acerca de los nuevos desafíos que tendrá al conducir la Arquidiócesis.
La comunidad católica correntina recibió, el viernes último, una novedad emitida desde Roma (Italia) que fue transmitida, a nivel local, por el nuncio apostólico, Miroslaw Adamczyk. El papa Francisco nombró arzobispo coadjutor de Corrientes a monseñor José Adolfo Larregain, quien hasta ese día era obispo auxiliar de esta provincia. Esa designación le confiere el derecho de sucesión.
Como ya lo reflejó época, Larregain asumirá su ministerio episcopal como arzobispo de Corrientes (sucederá a Andrés Stanovnik, quien hace 17 años está al frente de esta Arquidiócesis) el próximo viernes 27 de diciembre, a las 20, en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario”.
Se convertirá así en el sexto arzobispo del Taragüí, pero será el octavo prelado teniendo en cuenta que Corrientes tuvo también dos obispos. El nombramiento encontró a José Adolfo fuera de los límites de la provincia, ya que durante este fin de semana participó del Encuentro de Vida Consagrada de la Conferencia Argentina de Religiosos (CONFAR-NEA), en la localidad misionera de Garupá.
El franciscano aprovechó un alto durante ese encuentro y dialogó con este matutino acerca de las nuevas responsabilidades que asumirá, ya sea por los próximos tres meses, como cuando le toque gestionar la Arquidiócesis.
¿Cuáles son las nuevas tareas a realizar al ser designado como arzobispo coadjutor?
Principalmente es dar continuidad a lo que vengo haciendo, de ser una ayuda para monseñor Andrés. Como un coadjutor seguiré haciendo exactamente lo mismo, con la diferencia que luego quedaré yo como arzobispo.
¿Esta instancia que durará tres meses es un nuevo desafío para usted?, más allá de que asumirá su ministerio episcopal el 27 de diciembre.
Estas labores implican mayor responsabilidad. Con servicios que demandan mayor entrega, mayor generosidad, disponibilidad, y esto es un paso de Dios también para la vida, porque es un paso de conversión, un paso de crecimiento en muchos sentidos.
Sirve para crecer en lo humano, en lo espiritual, crecer en la confianza en Dios, sabernos elegidos, amados por Dios, y desde allí brindar el servicio que se nos pida. Así que eso es, simplemente, seguir caminando y seguir andando, como lo dije: bajo la Cruz de los Milagros y la tierna madre de Itatí. Es seguir confiando en el que el Señor está con nosotros, nos sostiene, nos anima, nos da fuerzas para seguir adelante.
Si bien ya hace cuatro años que reside en esta ciudad, ¿cómo se dio su llegada a Corrientes?
Cuando me dijeron de ser obispo auxiliar, yo acepté y dije que sí, sin saber adónde, y luego me dijeron que era Corrientes, porque había solicitado una ayuda a monseñor Andrés. Yo dije que sí, sin saber adónde. Acepté en obediencia filial franciscana de fe.
Ahora, cuando me dicen de ser coadjutor, yo dije que sí, aceptando, sabiendo dónde, y aceptando con todas las letras lo que implica.
Así que yo como consagrado, como religioso, nunca elegí dónde vivir, con qué hermano vivir, ni qué servicio prestar. Tengo 31 años de fraile, 21 de sacerdote y 4 de obispo.
¿A qué se refiere con el concepto de obediencia filial?
Es una experiencia de hijo por la fe que obedece. Lo que me pidieron, adónde me dijeron que vaya y con quién viva, acepté. Es decir, fue siempre una actitud de fe que he tenido a la hora del servicio de lo que te pide la autoridad y uno en obediencia lo vive. Esto ayuda a comprender también la vida, que toda la gente vive, todas las personas.
Cuántas cosas hay que obedecer, hay que decir que sí, aunque a veces uno no lo tenga propiamente en los planes. Y hay que abrirse a vivir la voluntad de Dios, que es lo que rezamos en el fondo en cada padre nuestro, cuando decimos: hágase tu voluntad.
¿Qué impronta quiere darle a sus acciones pastorales cuando esté al frente de la Arquidiócesis?
La iglesia va marcando los tiempos. Es muy importante tener en cuenta el próximo Sínodo de los Obispos, la Asamblea Diocesana que está en su última etapa de reflexión y que el 29 de diciembre se da apertura del Jubileo del año 2025 cuyo lema es: “Peregrinos de la Esperanza”. Estos tres acontecimientos pueden dar acentos pastorales.
Biografía
José Adolfo Larregain tiene 58 años, nació el 3 de abril de 1966 en la localidad de Adolfo Gonzales Chaves, en el sur de la provincia de Buenos Aires.
El 19 de marzo de 1994 ingresó a la Orden de los Hermanos Menores Franciscanos. En el año 2000 realizó la profesión solemne en la Orden Franciscana y el 19 de marzo de 2004 recibió la ordenación sacerdotal.
Obtuvo el bachillerato en Teología en el Instituto Teológico Franciscano “Fray Luis Bolaños”, de Buenos Aires, y luego la Licenciatura en Teología Pastoral en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires.
Prestó su servicio en la diócesis de Merlo-Moreno como párroco de Virgen de la Paz, delegado diocesano para el acompañamiento de la Renovación Carismática Católica.
El Papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de Corrientes el 21 de marzo de 2020. Recibió la ordenación episcopal el 29 de junio de ese año.
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