El Arzobispado de Santa Fe de la Vera Cruz informó que la salud de monseñor José María Arancedo, arzobispo emérito de esta jurisdicción, atraviesa un momento delicado y convocó a toda la comunidad eclesial a acompañarlo con una oración confiada por su fortaleza y consuelo espiritual.
La invitación fue realizada a través de un comunicado oficial difundido el 16 de diciembre, en el que las autoridades eclesiásticas expresaron su cercanía espiritual con el pastor y alentaron a los fieles a encomendarlo al Señor, recordando el profundo afecto y la gratitud que la Iglesia santafesina guarda por su extenso y fecundo ministerio episcopal.
“Conscientes de cuánto le debe nuestra Iglesia santafesina a su caridad pastoral, y cuánto afecto le guarda nuestro pueblo en su corazón, no dudamos en invitar a todos a unirse en oración confiada, a fin de que el Señor lo sostenga y anime, y Nuestra Señora de Guadalupe le haga sentir su presencia maternal”, expresa el mensaje firmado por el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor Sergio Fenoy, y el obispo auxiliar, monseñor Matías Vecino.
Asimismo, el comunicado encomienda especialmente la salud de monseñor Arancedo a la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de la arquidiócesis, pidiendo que lo acompañe con su cercanía maternal en este tiempo de particular fragilidad.
Monseñor Arancedo se encuentra internado en terapia intensiva luego de haber sido sometido a diversas intervenciones quirúrgicas a mediados de noviembre, una de las cuales derivó en una complicación gástrica. Desde entonces, numerosas comunidades del país sostienen una cadena de oración por su recuperación.
Mensaje de monseñor Mestre
En este contexto, monseñor Gabriel Mestre, quien fue su sucesor en la arquidiócesis de Mar del Plata, compartió un mensaje en el que manifestó su cercanía espiritual y pidió rezar por la vida, la salud y las intenciones del arzobispo emérito. Indicó además que pudo dialogar brevemente con él y que se encuentra consciente, aunque muy fatigado.
La Iglesia en la Argentina continúa acompañando con fe y esperanza a monseñor José María Arancedo, confiando su vida y su ministerio a la misericordia de Dios y a la protección de la Virgen María.



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