“Los pastores tienen el deber de hablar con claridad sobre la realidad del país, no desde una postura política o partidista, sino desde su responsabilidad como servidores del Evangelio. Se observa con preocupación que algunos discursos públicos construyen una narrativa que no se corresponde con la experiencia cotidiana de millones de mexicanos”, denunció con firmeza la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) en su mensaje al Pueblo de Dios, publicado durante su asamblea plenaria.
Luego de alzar fuertemente la voz por la situación de violencia e inseguridad, los obispos mexicanos manifestaron su amor por México, advirtieron que no se callarán ante lo que está mal y refrendaron su apertura al diálogo para encontrar soluciones que brinden paz.
“Amamos a esta que es nuestra nación. Y precisamente por ese amor no podemos callar ante lo que está mal”, aseguraron.

“No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestro pueblo. No podemos permanecer neutrales cuando está en juego la dignidad de las personas. Nuestra misión de anunciar el Evangelio nos exige anunciar la verdad con amor. En estos tiempos, observamos con preocupación cómo algunos discursos públicos construyen una narrativa que no corresponde a la experiencia cotidiana de millones de mexicanos”.
El mensaje fue leído durante una conferencia de prensa que ofrecieron el obispo Ramón Castro Castro, presidente de la CEM, el obispo Héctor Mario Pérez Villarreal, secretario general de la CEM, el cardenal José Francisco Robles Ortega, el obispo Jaime Calderón Calderón y el obispo Javier Navarro Rodríguez.
Hay que proteger a las familias
El documento de la CEM señala que toda esta realidad preocupante que se vive en el país comienza en la familia y advierte que “una sociedad que no protege a la familia se desprotege a sí misma”, así lo que estamos viviendo es una sistemática desestructuración familiar que genera, inevitablemente, una desestructuración social.
“Los datos son alarmantes y no podemos ignorarlos: familias desintegradas, violencia intrafamiliar y en ambientes escolares, adicciones que destruyen la vida de los jóvenes. Detrás de las estadísticas hay rostros de personas concretas sin futuro”, asevera.
En este sentido, los obispos de México denuncian que las políticas públicas educativas actuales se están implementando sin un diálogo genuino con los padres de familia y los demás agentes de la educación, por lo que se promueve, de manera sutil y, en ocasiones, de manera explícita, una visión antropológica ajena a la dignidad integral de la persona humana.
Añade que se introduce en las escuelas una ideología que relativiza la complementariedad hombre-mujer, que diluye la identidad sexual, que presenta como “progreso” lo que en realidad es deconstrucción de la naturaleza humana, además de que se añade una ideología política de confrontación social que no conduce a nada bueno.
“Y cuando los padres de familia y otros integrantes de la sociedad expresan su preocupación, son descalificados como ‘conservadores’, ‘retrógrados’ o ‘enemigos de los derechos’. Se les niega el derecho fundamental a participar activamente en la educación de sus hijos. Se les dice que el Estado sabe mejor que ellos lo que sus hijos necesitan aprender”, indica el texto.
Las estadísticas no reflejan la realidad
El Mensaje al Pueblo de Dios de la CEM señala que el crimen organizado extendió sus tentáculos a muchas regiones del país y ninguno de los dirigentes que gobierna al país ha logrado erradicar este problema.
Los obispos continúan, respondiendo indirectamente al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha pregonado una disminución del 37% en los homicidios durante los primeros 13 meses de su mandato:
“Dicen que la violencia ha disminuido, pero muchas familias y poblaciones enteras viven con miedo constante. Dicen que se combate la corrupción, pero la impunidad prevalece en casos graves y escandalosos. Declaran que la economía va bien, pero muchas familias no pueden cubrir sus necesidades básicas y muchos jóvenes no encuentran trabajo. Aseguran el respeto a las libertades, pero quienes expresan opiniones críticas son desacreditados. Dicen que el país es el más democrático del mundo, pero las organizaciones e instituciones que garantizaban la participación ciudadana genuina se han visto comprometidas”, se lee en el mensaje.
Y denuncia: “La violencia se ha normalizado, el cáncer del crimen organizado extendió sus tentáculos. Los asesinatos y las desapariciones continúan. Familias enteras son desplazadas por el terror del crimen organizado. La extorsión se volvió sistemática para empresarios, agricultores, transportistas y familias humildes. El Estado cedió el control territorial a grupos criminales en muchos lugares”.
“Sacerdotes, monjas y agentes pastorales han sido amenazados y asesinados. Jóvenes son secuestrados y llevados a campos de exterminio o corrupción. La migración forzada continúa. Miles de mexicanos abandonan sus tierras para escapar de la violencia”, denuncian los obispos y añaden: “Miles de hermanos y hermanas de Centroamérica y otros continentes cruzan el país, víctimas de extorsión, secuestro, trata de personas y muerte. El rostro del migrante es el rostro de Cristo crucificado hoy.
“No debemos quedarnos en estadísticas frías que nos dan cuenta de todas estas realidades de inseguridad, de pobreza e injusticia. Son rostros concretos. Son familias destrozadas. Son madres que lloran a sus hijos. Son comunidades indefensas y empobrecidas. Nosotros como pastores, no podemos permanecer indiferentes”, indicaron durante la conferencia de prensa.+
“Hermanas y hermanos mexicanos”, puntualiza el Mensaje de la CEM al Pueblo de Dios, “ante muchas de las dolorosas realidades que hemos mencionado, los Obispos mexicanos no tenemos la solución; pero estamos dispuestos a buscarla en diálogo con todos los que verdaderamente amen a México, más allá del partido político en el que militen, de la ideología que los inspire o del credo religioso que profesen”.+



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