Corrientes Católica

“La destrucción medioambiental es un pecado contra la Creación”

Algunas de las reflexiones y deliberaciones de la segunda asamblea plenaria de los obispos de Ghana se centrarán en las estrategias para combatir la minería ilegal. Su presidente, el obispo de Sunyani, Matthew Kwasi Gyamfi, en su discurso de apertura dijo: “Es una forma silenciosa de violencia contra los vulnerables que sigue corroyendo tanto la tierra como el alma moral de nuestra nación”

 

La Conferencia Episcopal de Ghana pone el foco en la degradación medioambiental y la minería ilegal en el país. El 10 de noviembre, en Damongo, se abordaron estos temas en la apertura de la segunda asamblea plenaria del año – tras la celebrada en mayo – de la asamblea permanente de obispos ghaneses, centrada en el tema: Una Iglesia sinodal al servicio de la justicia y la paz en Ghana.

El presidente de la Conferencia, el obispo de Sunyani, monseñor Matthew Kwasi Gyamfi, subrayó que “la destrucción medioambiental es una forma silenciosa de violencia contra los vulnerables y un pecado contra la Creación”. Las estrategias para combatir la minería ilegal, conocida como Galamsey, serán objeto de reflexión y deliberación en la asamblea plenaria, que también se centrará en la educación católica, el compromiso de la Iglesia en la mediación y la resolución de conflictos a nivel nacional, la promoción de la tolerancia religiosa en las escuelas y la independencia de los poderes del Gobierno y las instituciones estatales.

El cuidado de la Creación

Gyamfi denunció “el flagelo del Galamsey, que sigue corroyendo tanto la tierra como el alma moral de nuestra nación”, y destacó que, desde hace dos años, la minería ilegal ha contaminado más del 60% de los ríos y arroyos, ha comprometido 34 reservas forestales y ha destruido más de 4.700 hectáreas de bosque. De esta devastación ecológica, “que es una tragedia moral y social”, los pobres, las mujeres y los niños soportan las cargas más pesadas: agua envenenada, tierras infértiles y medios de subsistencia perdidos.

El presidente de la Asamblea Permanente de los Obispos de Ghana también reiteró su apoyo a la justicia medioambiental mediante acciones pastorales ecológicas basadas en la colaboración con las diócesis, las redes juveniles, la Coalición Nacional contra el Galamsey y la campaña Green Ghana.

En su discurso, Gyamfi también invitó a los ciudadanos a “ver la creación no como una propiedad que explotar, sino como un don sagrado que proteger”, porque, en el espíritu de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco, “cuidar de la creación es tanto un deber moral como un acto de amor hacia las generaciones aún no nacidas”.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Ghana, el obispo de Sunyani Matthew Kwasi Gyamfi

El panorama sociopolítico fue otro de los temas que trató el presidente de la Conferencia Episcopal de Ghana. Y que lo describió como “una realidad compleja, marcada por la desigualdad, la corrupción y la violencia recurrente que amenazan el tejido moral de nuestra sociedad”, también debido a los disturbios postelectorales, caracterizados por muertes, heridos y detenciones por parte de la policía.

Subrayó que “una democracia sin conciencia es frágil y, sin verdad y justicia, corre el riesgo de convertirse en un ritual más que en una renovación”, y recordó los conflictos tribales y étnicos, en particular el de Bawku, “que sigue siendo uno de los más prolongados y devastadores, con entre 200 y 300 víctimas desde que se reanudaron las hostilidades a finales de 2021.

Las escuelas, los hospitales y los mercados han sido cerrados repetidamente, paralizando la vida social y económica”. Sin olvidar, sin embargo, “otros focos, como Yendi, Bimbilla, Nkonya, Alavanyo, Doba y Kandiga, que han sufrido violencia recurrente. Las consecuencias humanitarias son graves: desplazamientos internos, familias destruidas y afluencia de refugiados transfronterizos”.

El papel de la Iglesia

En medio de las tensiones políticas, la Iglesia promueve el diálogo, la colaboración y el liderazgo moral, colaborando con el Consejo Nacional para la Paz, las autoridades regionales y los líderes tradicionales para mediar en los conflictos de Doba y Kandiga.

“En las zonas marcadas por la violencia, la Iglesia ha servido de puente de reconciliación”, concluye Gyamfi. “El acompañamiento pastoral de la Iglesia no es una defensa teórica: es fe traducida en acción curativa”.

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