Víctor Manuel “Tucho” Fernández, el arzobispo de Córdoba Ángel Sixto Rossi y el anciano fraile Luis Pascual Dri serán parte del noveno Consistorio para la creación de cardenales. Dos de ellos podrán ser elegidos Papas en el futuro cónclave.
El Papa Francisco anunció este domingo el nombramiento de 21 cardenales, dentro de los que se encuentran tres argentinos. Se trata del sacerdote Luis Dri, el monseñor Víctor Manuel Fernández y el arzobispo de Córdoba Ángel Sixto Rossi. Según el pontífice, sus nombramientos representan “la universalidad de la Iglesia“.
El Consistorio será el noveno para la creación de cardenales bajo el papa Francisco, que está en el décimo año de su papado. Estas elecciones son seguidas de cerca, ya que los cardenales menores de 80 años participarán en la votación para nombrar al sucesor del papa argentino.
En ese sentido, con la incorporación del nuevo grupo de purpurados, Argentina llegará a tener siete purpurados, cuatro con derecho a voto en caso de que se realice un cónclave para elegir al próximo Papa. Tanto Fernández como Rossi podrán votar en esa situación, mientras que el padre Dri, de 96 años no podrá hacerlo por exceder el límite de edad.
Luis Pascual Dri, el “gran confesor” de Bergoglio
El capuchino Luis Pascual Dri, de 96 años, nació el 17 de abril de 1927 en Federación, Entre Ríos. El sacerdote proviene de una familia en la que todos los hijos menos uno se consagraron a Dios en la vida religiosa. A los cuatro años quedó huérfano y desde los siete tuvo que comenzar a trabajar.
El sacerdote vive en el santuario y convento Nuestra Señora de Pompeya (Buenos Aires) y se jubiló en 2007. A pesar de eso, el fraile pasa cada mañana y tarde en el confesionario, continuando “hasta que se consumen las velas”, según explicó al medio Vatican News.
Asimismo, fue citado en reiteradas ocasiones por el Papa Francisco. La última vez fue en el encuentro con los sacerdotes de Roma en San Juan de Letrán y con los confesores del Jubileo, donde recordó a Dri como “un gran confesor”.
“Una vez (Dri) vino a mi encuentro, quería hablar. Me dijo: ‘Te pido ayuda, tengo siempre tanta gente delante del confesionario, gente de todo tipo, humildes y menos humildes, pero también muchos sacerdotes…. Perdono mucho y a veces me viene un escrúpulo, el escrúpulo de haber perdonado demasiado‘”, comenzó el Sumo Pontífice.
Y agregó: “Hablamos de la misericordia, y le pregunté qué hacía cuando sentía ese escrúpulo. Me contestó así: ‘Voy a nuestra capillita, delante del sagrario y le digo a Jesús: Señor, perdóname porque he perdonado demasiado. ¡Pero fuiste tú quien me dio el mal ejemplo!’. Esto no lo olvidaré nunca. Cuando un sacerdote vive así la misericordia consigo mismo, puede darla a los demás“.
Respecto a los dichos del Papa, el sacerdote consideró que sus palabras “impactaron a Bergoglio, se le quedaron grabadas”. “Sabe que me confieso mucho, durante muchas horas, por la mañana y por la noche. Y más de una vez ha aconsejado a algunos sacerdotes, por algún problema, que vinieran a hablar conmigo, les he escuchado y ahora somos grandes amigos, algunos de ellos vienen a menudo, hablamos, y se llevan muy bien espiritualmente, pastoralmente”, indicó Dri en el pasado a Vatican News.
“Debo agradecer mucho al Papa esta confianza que ha depositado en mí, porque no la merezco. No soy una persona, un sacerdote, un fraile que haya hecho estudios, no tengo doctorado, no tengo nada. Pero la vida me ha enseñado mucho, la vida me ha marcado, y como nací muy pobre, siento que debo tener siempre una palabra de misericordia, de ayuda, de cercanía para quien venga aquí. Que nadie se vaya pensando que no ha sido comprendido o despreciado o rechazado”, añadió.
A pesar de ser reconocido por sus labores de confesor por el propio Francisco, el fraile no tenía ningún consejo particular que dar a sus “compañeros” confesores. “No debemos ser, empezando por mí mismo, funcionarios que se limitan a hacer algo: ‘Sí, le he dado la absolución’. ‘Sí, no, y ya está’. Todo lo contrario. Creo que debemos tener una cierta cercanía, una amabilidad especial, porque a veces hay gente que no sabe muy bien lo que es la confesión”, explicó.
“La confesión… lo único que se necesita es el deseo de ser mejor, nada más. No tienes que pensar con quién, o cuántas veces, o eso o lo otro. Todas esas cosas no ayudan. Siento que alejan a la persona. Y yo debo hacer que la gente se acerque a Dios, a Jesús”, concluyó.
Víctor Manuel “Tucho” Fernández
Víctor Manuel “Tucho” Fernández, de 60 años, nació el 18 de julio de 1962 en Alcira Gigena, Córdoba. Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1986 para la diócesis de Villa de la Concepción del Río Cuarto. Obtuvo la licenciatura en teología con especialidad bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y posteriormente el doctorado en teología en la Facultad de Teología de Buenos Aires.
A lo largo de su vida escribió alrededor de 300 libros y artículos. En ese sentido, es un teólogo de máxima cercanía y afinidad intelectual con el Sumo Pontífice, y es uno de sus pilares para la escritura de documentos pontificios como las exhortaciones de 2013, Evangelii gaudium; la de 2016, Amoris Laetitia y la de 2018, Gaudete et exsultate.
Además, entre 2009 y 2018 fue rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), cargo que fue impulsado por el entonces arzobispo Bergoglio. También fue decano de la Facultad de Teología de dicha casa de estudios.
Sumado a esto, el cardenal fue el primer sacerdote ordenado en un rol de jerarquía por el Papa Francisco. En ese sentido, el Sumo Pontífice lo nombró arzobispo de Tiburnia en mayo de 2013. En 2018 lo designó como arzobispo de La Plata en reemplazo de monseñor Héctor Aguer. Asimismo, en febrero de este año se incorporó a la estructura vaticana con el nuevo Dicasterio para la Cultura y la Educación.
A principios de julio, Francisco lo designó como nuevo prefecto del Dicasterio por la Doctrina de la Fe. De esa manera, en mediados de septiembre suplantará al cardenal jesuita Luis Ladaria Ferrer, quien superó el límite de 75 años para los cargos ejecutivos de la Curia. Ese cargo también fue ejercido por Joseph Ratzinger durante casi todo el pontificado de Juan Pablo II, antes de ser ungido Papa como Benedicto XVI.
Bajo el título “Lo que me pide Francisco“, Fernández publicó este sábado una carta en su cuenta de Facebook en la que cuenta: “La primera vez que (Francisco) me lo pidió le di varias razones para decir que no; una de ellas es que la tarea incluye la cuestión de los abusos de menores y yo no me siento preparado ni fui formado para esos asuntos”.
“Por lo tanto yo tendría que ocuparme de otra cosa que a él le preocupa mucho en este momento: alentar la reflexión de la fe, la profundización de la Teología, promover un pensamiento que sepa dialogar con lo que vive la gente, animar un pensamiento cristiano libre, creativo y con profundidad; esto me entusiasmó, y sentí que no me podía hacer a un lado cuando Francisco me está pidiendo ayuda“, señaló.
Ángel Sixto Rossi, “hijo espiritual” de Bergoglio
Ángel Sixto Rossi, de 64 años, nació el 11 de agosto de 1958 en Córdoba Capital. En 1976 ingresó en la Compañía de Jesús, siendo que su admisión y su “adopción” como hijo de San Ignacio fue firmada por el entonces padre provincial de la orden jesuita en Argentina, Jorge Bergoglio. En ese sentido, es considerado “hijo espiritual” de Bergoglio.
Rossi es licenciado en Teología Espiritual por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y realizó su tesis sobre “El discernimiento espiritual en San Ignacio”. Entre 1990 y 1992 condujo la Iglesia del Salvador en Buenos Aires, donde abrió el Hogar “San José” destinado a atender las necesidades de personas en situación de calle. Dicho hogar extendió sus sedes en once ciudades argentinas y fue reconocido como obra apostólica con especial vinculación con la Compañía de Jesús.
Sumado a esto, fue maestro de novicios de la Compañía de Jesús entre 1992 y 1995. Además, fue Superior de la comunidad de la Residencia Mayor en Córdoba desde 2013 hasta 2019. Asimismo, es autor y coautor de numerosas publicaciones y libros espirituales.
En noviembre de 2021, Francisco lo nombró Arzobispo de Córdoba, puesto que mantiene en la actualidad. De esa manera, Rossi se convirtió en el primer sacerdote jesuita en ocupar ese cargo.
En diálogo con Cadena 3, el arzobispo calificó el nombramiento de cardenal como “un bombazo”. “Cuando estoy por salir hasta el altar, se me acerca un feligrés y me dice que el Papa me nombró cardenal. Digo: ‘Debe haber sido un error, tengo que ir a Roma por el sínodo’. Pero me enteré así, yendo hacia el pasillo hacia el altar. Fue un bombazo”, describió.
Además, destacó a sus dos compañeros argentinos. En el caso de Dri, sostuvo: “Fue confesor del Papa Francisco, símbolo del sentido común de la santidad”. Por su parte, describió a Fernández como “un grande”, lo cual “viene bien”. “Somos los tres argentinos y me siento muy acompañado de estos dos grandes. Demuestra el cariño y la cercanía del Papa Francisco“, valoró.
Todos los cardenales menores de 80 años, incluidos 18 del grupo nombrado el domingo, son conocidos como “cardenales electores”, quienes participarán en la votación para nombrar al sucesor del Papa Francisco. Tras el consistorio de finales de septiembre, habrá 137 cardenales electores, de los cuales unas tres cuartas partes habrán sido designados por Francisco.
Desde que se convirtió en Papa, Francisco buscó elevar al clero de países en desarrollo lejos de Roma a los rangos más altos de la Iglesia, como parte de su filosofía general de diversidad e inclusión. Los nombres que el jefe de la iglesia anunció también incluyen clérigos en regiones donde el cristianismo está creciendo, como América Latina, África y Asia.
Los cardenales, que visten las túnicas escarlata de su cargo, son los principales consejeros y administradores del Papa. Durante el consistorio, los futuros cardenales se arrodillan uno a uno a los pies del Papa, quien les coloca en la cabeza el birrete cuadrangular escarlata o birrete. Después de la ceremonia, el Vaticano realiza una tradicional “visita de cortesía”, en la que los nuevos cardenales saludan al público en general.
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