El pasado 29 de junio nació la Conferencia Eclesial de la Amazonía, que ahora espera la aprobación de las instancias vaticanas correspondientes y del Papa Francisco. Monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato de Puerto Maldonado y vicepresidente del nuevo organismo.
Juan José Dioses, colaborador voluntario de Vatican news, entrevista a mons. David Martínez, obispo del Vicariato de Puerto Maldonado, horas después de la constitución de la Conferencia Eclesial de la Amazonía.
La presencia de Monseñor David Martínez De Aguirre ha sido fundamental en el reconocimiento y la defensa de los pueblos amazónicos, proceso que cobró fuerza con el desarrollo del Sínodo Especial para la Amazonía, en el que participó como secretario especial.
“El Sínodo Panamazónico ha sido fruto de todo un trabajo, toda una reflexión, todo un movimiento de la Iglesia de la Amazonía, de pueblos indígenas, de comunidades ribereñas, de las parroquias en las ciudades, de todos los actores de pastoral en la Amazonía, donde se ha querido replantear cuál es la misión de la Iglesia en la Amazonía, cuáles son los problemas más asfixiantes, cuál es la respuesta desde el Evangelio, y cómo podemos dinamizar el Evangelio del Reino de Dios de la Amazonía”, comenta Monseñor Martínez De Aguirre en una entrevista concedida a Vatican News.
Su experiencia de vida comunitaria en las misiones de Koribeni y Kirigueti, forman parte de esta “configuración plural y armoniosa de la Iglesia amazónica” que el Papa describió en su Exhortación apostólica postsinodal ‘Querida Amazonía’. Ahora, el Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, se prepara para un nuevo desafío, esta vez como vicepresidente de la recién constituida Conferencia Eclesial Amazónica
“La Conferencia Eclesial Amazónica trata de ser una respuesta, un intento de organización, un empezar a mover la maquinaria de la Iglesia, empezar a organizarnos para poder dar respuesta a los retos que nos han planteado estos acontecimientos tan importantes en la Iglesia Amazónica”, añade el Obispo de Puerto Maldonado.
La población de la selva está oprimida y codiciada desde muchos frentes
Para Monseñor Martínez De Aguirre, el primer desafío del nuevo organismo eclesial será responder a estas conversiones que se han planteado en el Sínodo: “la Amazonía está convulsionada y amenazada, como decía el Papa Francisco en Puerto Maldonado. Los pueblos amazónicos, no sólo los pueblos indígenas originarios, sino también la propia población de la selva, está codiciada desde muchos frentes”, afirma.
“La Amazonía es un bioma importante para toda la humanidad, y como Iglesia, como seguidores de Cristo desde el Evangelio, tenemos que pensar cómo vamos a responder a este reto”
Escuchar a las culturas y su forma de entender la vida
Pero también está el tema de preservar las culturas: “estos pueblos amazónicos nos están presentando una forma diferente de entender la vida, de entenderse a sí mismo, de entender las relaciones sociales, entender a la persona, entender la vida y entender la muerte”, asegura el Obispo, “tenemos el reto de escuchar a los pueblos porque tenemos la posibilidad de reinventar nuevos caminos para la humanidad, nuevos caminos que son necesarios”.
Ser signo de esperanza y vivir el Evangelio en los pueblos amazónicos
El vicepresidente de la Conferencia Eclesial Amazónica precisó que debemos preocuparnos en cómo ser signo de esperanza “para que los pueblos amazónicos vivan el Evangelio y sientan que la buena noticia de Jesús les llena de vida, y es una fuerza también para ellos, porque como Iglesia, creemos que el Evangelio de Jesús nos hace dar respuestas a toda esta realidad, en Él encontramos respuesta a estos problemas”.
“La buena noticia, que es Cristo, también se enriquece escuchando a los demás, conviviendo con los demás, una buena noticia que es proclamada también por estos mismos pueblos. Hay un reto de la Iglesia de encarnarse, de inculturarse en la Amazonía y de hacer que el Evangelio vibre en los pueblos de la Amazonía”
Un trabajo articulado para compartir experiencias y aunar esfuerzos
A pesar del esfuerzo y la energía dedicada durante décadas por los misioneros en la Amazonía, para Monseñor Martínez De Aguirre, era necesario “establecer redes de coordinación y articular los trabajos de todos para compartir las diferentes experiencias que se tienen y poder aunar los esfuerzos con mayor efectividad”.
Esta Conferencia Eclesial Amazónica trata de ser una red de Iglesia para coordinar y articular, para que los misioneros y misioneras se sientan parte del proceso y puedan dar su aporte desde la propia realidad de los pueblos amazónicos, desde una nueva forma de vivir el Evangelio, una forma más inculturada y más potente
Por eso la Conferencia Eclesial Amazónica seguirá el ejemplo de diversidad que tuvo el Sínodo de la Amazonía, donde “se pudo ver una sintonía entre los pastores y los pueblos indígenas, agentes de pastoral, laicos, religiosas y misioneros de las bases”:
“Yo creo que esta sintonía se vive en la Amazonía, esta realidad de los pastores acompañando a su pueblo, con nuestras deficiencias y con nuestras dificultades que tenemos para llegar a todos, pero hay un intento grande de estar en la realidad de los pueblos, inmersos en sus problemas, intentar ser cercanos, intentar vibrar con sus alegrías y con sus tristezas”
“Con el reto de la pandemia, los Obispos estamos en medio de nuestro pueblo, con nuestras comunidades, intentando dar una respuesta a este clamor, a esta desigualdad tan grande que ha quedado desnudada ante esta invasión del Covid-19. Este es parte del reto de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, que no es solo episcopal, sino es una conferencia eclesial donde hay un vínculo grande con todos los actores de nuestra comunidad eclesial, religiosos, Cáritas, y los propios líderes o personas representantes de los pueblos indígenas”, concluyó
Fuente: Vatican News.
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