“En la escena internacional, llena de conflictos, Roma podría ser una ciudad de encuentro”: así el Papa habla de la ciudad eterna, cuyas celebraciones por el 150 aniversario de la proclamación de la misma como capital de Italia comenzaron hoy. En un mensaje el Pontífice recuerda históricos momentos de la vida de la ciudad que acogiera, entre otros, el evento del Concilio Vaticano II, entre 1962 y 1965. En aquel entonces Roma, escribe el Pontífice, “brilló como un espacio universal, católico y ecuménico.
Inician las celebraciones por el 150 aniversario de la proclamación de la Roma como Capital de Italia, que culminarán en 2021. El programa de eventos dura un año y se cierra el 3 de febrero de 2021, en el cumplimiento del aniversario (3 de febrero de 1871). El Romano Pontífice se unió a la inauguración con un mensaje dirigido a todos los habitantes de la ciudad.
“La proclamación de Roma como capital fue un evento providencial, que luego causó polémicas y problemas. Pero Roma, Italia y la misma Iglesia cambiaron: una nueva historia estaba comenzando”, escribe Francisco en el mensaje. El Papa hace presente que “en 150 años, Roma ha crecido y cambiado tanto”: de un entorno humano homogéneo – dice recordando palabras de San Juan Pablo II– a una comunidad multiétnica, en la que conviven, junto a la católica, visiones de la vida inspiradas por otras creencias religiosas y también por concepciones no religiosas de la existencia.
Lección de fraternidad entre la Iglesia Católica y la Comunidad Judía de Roma
El pensamiento del Papa se dirige luego a los nueve meses de ocupación nazi de la ciudad, entre 1943 y 1944. Meses que estuvieron marcados por “tanto dolor”, a causa de “la shoah que se vivió en Roma”, con la “terrible cacería para deportar a los judíos”. En ese momento, recuerda el pontífice, “la Iglesia fue un asilo para los perseguidos: cayeron antiguas barreras y dolorosas distancias”.
De esos tiempos difíciles, sacamos ante todo la lección de la imperecedera fraternidad entre la Iglesia Católica y la Comunidad Judía, que reafirmé en mi visita al Templo Mayor de Roma. También estamos convencidos, con humildad, de que la Iglesia representa un recurso de humanidad en la ciudad. Y los católicos están llamados a vivir la vida de Roma con pasión y responsabilidad, especialmente sus aspectos más dolorosos.
Roma espacio universal, católico y ecuménico
El Sumo Pontífice recuerda, asimismo, el extraorinario evento del Concilio Vaticano II entre 1962 y 1965: Roma, entonces, “brilló como un espacio universal, católico y ecuménico. Se convirtió en una ciudad universal de diálogo ecuménico e interreligioso, de paz. Se vio lo mucho que la ciudad significa para la Iglesia y para el mundo entero”.
La ciudad debe ser la casa de todos, las periferias están marcadas por la miseria
Otro momento del que el Papa hace memoria es la conferencia sobre “los males de Roma”, de febrero de 1974, en la que se escucharon las expectativas de los pobres y de las periferias:
Allí se trató la universalidad, pero en el sentido de la inclusión de las periferias. La ciudad debe ser la casa de todos. Es una responsabilidad aún hoy en día: las periferias de hoy están marcadas por demasiadas miserias, habitadas por grandes soledades y son pobres de redes sociales.
Roma es un gran recurso de la humanidad
En el corazón del Papa, luego, la “demanda de inclusión” que está escrita en la vida de los pobres, de los inmigrantes y de los refugiados que ven a la ciudad de Roma “como un puerto de salvación”:
A menudo sus ojos, increíblemente, ven la ciudad con más expectativa y esperanza que nosotros los romanos que, debido a los muchos problemas cotidianos, la miramos de forma pesimista, como si estuviera destinada a la decadencia. No, ¡Roma es un gran recurso de la humanidad!
Roma habla al mundo de hermandad, armonía y paz
En los últimos párrafos del mensaje el Santo Padre afirma que Roma vivirá su vocación universal “sólo si se convertirá cada vez más en una ciudad fraternal”. Y señala la necesidad de unirse “alrededor de una visión de una ciudad fraternal y universal, que es un sueño propuesto a las generaciones más jóvenes”.
En la escena internacional, llena de conflictos – concluye – Roma podría ser una ciudad de encuentro: “Roma habla al mundo de hermandad, armonía y paz” – decía Pablo VI. Con tales sentimientos y esperanzas, formulo fervientes deseos para el futuro de la ciudad y sus habitantes.
Fuente: Vatican News (Griselda Mutual).
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