Es muy interesante descubrir lo que Pablo nos dice en Romanos 12, 2. “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.“
Una de las cosas que nos enseñan desde muy chiquitos, de una manera cultural que se repite de generación en generación es el hecho de que a cada buena obra le merece un premio y a cada mala acción un castigo. Es el famoso recurso, que incluso utilizamos con nuestros hijos en el afán de enseñarles a ser buenas personas.
Esto lo considero muy importante y necesario, pero el problema es que lo hacemos tan radical que pensamos que Dios actúa de la misma forma con nosotros y vivimos una vida cristiana con la meta de ganarnos el cielo o esquivar el infierno.
Todo cristiano debe anhelar conseguir la Salvación, vivir en plenitud con Dios el resto de nuestra vida celestial, pero debemos entender que llegamos ahí por misericordia y gracia de Dios y no por nuestros méritos.
Entender un Dios que nos salva haciéndose igual a nosotros, que murió en una cruz por nuestros pecados y resucitó al tercer día debe darnos la pauta de nos espera una vida de Fe, Reconocimiento y Agradecimiento.
En esto radica lo que Pablo nos dice en Romanos,: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente…” debemos transformar nuestra mente para entender el regalo de Salvación que Dios puso en Jesús. No es por nuestros méritos, es por su misericordia.
Y luego, la cita nos muestra el camino a recorrer.: “lo bueno, perfecto y agradable.” Entiendo por “lo bueno” el momento que debemos decidir que hacer y se nos presenta lo bueno y lo malo una decisión que no debería generarnos inconvenientes. Elegimos lo bueno.
Luego una segunda instancia, de todo lo bueno ¿qué quiere Dios que haga?¿cuál es su Voluntad para mí? ahí el camino es más preciso. ya no es decidir es discernir para encontrar “lo perfecto” que Dios pensó para nosotros.
Por último “lo agradable”. Soy de los que cree que el día que estemos cara a cara con el Padre, no nos va a preguntar por lo que hicimos, puesto todo lo bueno que podamos hacer es Él actuando en nosotros. Ahí nada tenemos que ofrecerle. Pero si nos va a preguntar por lo que somos. En definitiva con cuanto amor hicimos lo que hicimos. En este punto está lo agradable, lo verdaderamente importante.
El deseo de llegar al cielo es entonces un camino, donde descubrimos que la gracia de Dios es la que nos permite llegar. Una senda donde elegir lo bueno, descubrir lo que dios quiere de nosotros y hacerlo con amor.
Te animo a que emprendas el camino más hermoso que un cristiano puede surcar. “lo bueno, perfecto y agradable”
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